El
desarrollo masivo de las nuevas tecnologías de telecomunicación y comunicación
ha ampliado el rango, tipo y número de transacciones que tienen lugar sin
necesidad de transporte.
El
impacto de las tecnologías de información y comunicación sobre el transporte es
un tema muy complejo y donde confluyen numerosas actividades con distintos
efectos en magnitud y signo.
Por
ejemplo, el comercio electrónico entre empresas produce un aumento de las necesidades
de transporte. Asimismo, la utilización del comercio electrónico por los
consumidores podría reducir el número de viajes en vehículo privado por motivo
compras, aunque probablemente se incremente el tráfico local de mercancías.
El
impacto sobre el sistema de transporte todavía es pequeño aunque las
perspectivas en el largo plazo son muy elevadas, particularmente en el comercio
electrónico entre empresas y consumidores.

La nueva localización de una industria conlleva la reorganización de los circuitos de transporte de mercancías y trabajadores, para cubrir sus necesidades, apareciendo en el paisaje nuevos usos. Esto no sólo implica que se deban crear nuevas infraestructuras de transporte, si no también, que las ya existentes pierden, en gran medida, su función.
El avance de las nuevas tecnologías en el sector del transporte permite trasladar mayores volúmenes, más lejos, más rápido y a precios más baratos. El impacto ha sido tal que, en buena medida, el coste del transporte físico es irrelevante. Un invento aparentemente tan inocente como el contenedor que permite que se apile en barcos, se monte en trenes o se remolque con camiones, a abaratado considerablemente el conjunto del transporte.

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